En un mundo donde el estrés y la ansiedad se han convertido en compañeros casi inseparables, es fundamental buscar formas de desconectar, recargar energías y cuidar de nuestra salud física y mental. En este contexto, viajar se erige como una poderosa herramienta para liberarse del peso de la rutina y descubrir nuevas perspectivas vitales.
En 2023, los niveles de estrés y ansiedad siguen siendo notoriamente altos. Casi la mitad de la Generación Z en el mundo afirma sentir estrés o ansiedad siempre o casi siempre, y un porcentaje significativo de la población millenial comparte esta preocupación, de acuerdo con los datos de una encuesta elaborada por Deloitte este año. No es sorprendente que este mismo estudio haya revelado que un 67% de las personas viajan para desconectar y recargar las pilas. Por tanto, los viajes de placer son una respuesta a esta necesidad de escapar del agobio cotidiano y de vivir nuevas experiencias.
Asimismo, es preciso señalar que los viajes tienen un impacto positivo en nuestro estado de ánimo. De hecho, según demuestran nuestras “Predicciones de Viaje para el 2024”, el 81% de los españoles se sienten más vivos que nunca cuando están de vacaciones y hasta un 71% afirma que son la mejor versión de sí mismos mientras están de vacaciones.
Prima la calidad del sueño
En esta nueva era de viajes en busca del bienestar, hemos observado tendencias innovadoras, como el enfoque en el «turismo del sueño». Esto refleja la creciente importancia que se le da a la calidad del descanso durante nuestros viajes. De hecho, un 58% de los viajeros buscan oportunidades para disfrutar de un sueño ininterrumpido, dándole prioridad a su bienestar mental y físico.
Al mismo tiempo, la búsqueda del descanso también llega al ámbito de los padres, con un 58% de ellos afirmando que se sienten agotados y desean tomar unas vacaciones en solitario, dejando atrás a sus hijos y pareja para enfocarse en su propio confort. Un deseo que manifiesta la importancia de cuidar de uno mismo para estar en óptimas condiciones y atender a las responsabilidades familiares, disfrutando al máximo de la vida.
Las blue zones
En este sentido, diferentes áreas del mundo se han erigido como “blue zones”, regiones donde las personas viven más años y de manera más saludable. En concreto, Cerdeña, en Italia; Okinawa, en Japón; la península de Nicoya, en Costa Rica; Icaria, en Grecia y Loma Linda, en California, han descubierto las claves de una vida larga y plena. Estos lugares comparten características como el acceso a la naturaleza, una dieta basada en productos frescos y la importancia de las relaciones familiares y sociales.
En Cerdeña, por ejemplo, las playas impolutas y la dieta rica en pescado, pan integral, frutas y verduras contribuyen a la longevidad de sus habitantes. En Icaria, Grecia, el estilo de vida pausado y el aire rico en magnesio se asocian con una menor prevalencia de depresión y soledad. O, por ejemplo, en Nicoya, Costa Rica, el énfasis en la salud, la forma física y la importancia de las relaciones familiares crean un entorno propicio para una vida plena.
Sin embargo, no hace falta viajar tan lejos para encontrar destinos que fomenten el bienestar. Incluso en Singapur, recientemente añadido a la lista de “blue zones», se ha notado un aumento en la esperanza de vida gracias a políticas gubernamentales enfocadas en la salud y en la comodidad de los ciudadanos.
¿Puede entrar España en estas blue zones?
¿Podría nuestro país convertirse en un país «blue zone»? Es evidente que contamos con todas las cualidades necesarias para destacar como un destino líder en turismo de bienestar. En primer lugar, la dieta mediterránea es un activo valioso.
Promover esta alimentación y fomentar la producción y consumo de alimentos locales y orgánicos puede ser un paso significativo. No obstante, hay otros factores como el buen clima que permiten disfrutar del ejercicio al aire libre o de una jornada de nieve y playa en el mismo día, o la saludable tradición de la siesta que puede ser impulsada para valorar el tiempo de descanso. A partir de aquí, autoridades, organizaciones y empresas deberán coordinarse para conseguir que alguna zona de España se convierta en un lugar saludable de referencia.
En definitiva, los viajes de bienestar representan una oportunidad para cuidar de nuestra salud mental y física, y escapar del estrés que a menudo nos asedia en la vida diaria. El Día Mundial del Estrés nos recuerda la importancia de cuidar de nosotros mismos, y viajar es una de las formas más efectivas de hacerlo. Así que, ¿por qué no planear tu próximo viaje a un destino que promueva la longevidad y la salud? Tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán.
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