El aumento de las plataformas de alquiler vacacional como Airbnb o HomeAway ha dejado bien claro el deseo de los viajeros de tener más espacio para disfrutar de sus vacaciones o escapadas. Vivir como un local está de moda y cada vez son más las personas que se acogen a esta posibilidad. Los hoteles se están dando cuenta y ya empiezan a ofrecer apartamentos dentro de su oferta. También han comenzado a ofrecer ‘opciones millennials’, como el auto check-in. Pero no es suficiente. La clave está en ofrecer a los viajeros lo que piden: más espacio. Y lo pueden hacer aprovechando algo que ya tienen, las suites del hotel.
Pero hay un problema. Hoy en día, los hoteles tienden a sobrevalorar sus suites, que generalmente representan algo menos de un tercio de su inventario. Pero los precios son altos para evitar que se agoten y puedan disponer de ellas en momentos puntuales para clientes más selectivos. Esto hace también que muchas veces se queden sin usar.
El personal del hotel tiende a ofrecer estas suites solo a sus huéspedes más valiosos y leales. También a aquellos que no han quedado del todo contentos, por lo que acaban ofreciéndolas a viajeros que no están buscando ese tipo de alojamiento. Mientras tanto, los que sí están buscando una suite pueden tener problemas en encontrarla y reservarla, pues la mayoría de los sitios webs de los hoteles no cuentan con vías efectivas para que los huéspedes las descubran y reserven. Esto hace que las suites se queden «invisibles» y infrautilizadas, lo que impulsa la alternativa del alquiler vacacional.
Debido a esta dinámica, los precios de las suites no son un reflejo fiel de la oferta y la demanda. Las suites de dos habitaciones frecuentemente cuestan hasta cuatro veces más que una habitación individual. Los hoteles que desean acomodar a grupos más grandes que, de no ser así recurrirán al alquiler vacacional, tienen que trabajar para que los precios de las suites se pongan a un nivel que pueda competir con los pisos turísticos.
Analizando los números
Las discrepancias en los precios son claras. Así lo demuestra Skift en un reportaje donde analiza los precios de Airbnb, VRBO y Suiteness, una plataforma de reserva en línea de suites de hoteles de una o varias habitaciones, principalmente en EE.UU e Inglaterra.
Para ello, dejan claro que existen dos tipos de suites, que además tienen un precio muy diferente. El primer tipo es la suite tradicional, hogareña, en la que hay una puerta de entrada que conduce a una sala de estar desde la que se da acceso a las habitaciones, principalmente dos. El segundo tipo, denominado connecting suite, es un poco más utilitaria: una suite tradicional con sala de estar y una habitación adjunta que se conecta directamente a una o dos habitaciones estándar de hotel, que también tienen una puerta hacia la sala de estar.
Estas connecting suites tienden a costar casi la mitad del precio de las suites tradicionales de dos dormitorios. Según Skift, 1.484 dólares versus 2.665 dólares por noche en fin de semana, como promedio en nueve de las principales ciudades de Estados Unidos analizadas.
También están mucho más cerca del precio de una vivienda de dos dormitorios de Airbnb (1.312 dólares) y podrían competir con esas opciones. Las suites tradicionales, sin embargo, suelen ser mucho más caras que cualquier otra opción.
En España, los precios por suite son mucho más moderados. En ciudades como Madrid, se pagan entre 200 y 300 euros por noche en los pocos hoteles que hacen público el coste de estas habitaciones. Si buscamos en Airbnb, los apartamentos más lujosos para 2 personas en fin de semana cuestan alrededor de 150-200 euros por noche.
Las diferentes opciones de precio
En todas las ciudades analizadas por Skift, la opción de Airbnb es la más barata, a no ser que se alquilen dos habitaciones de hotel individuales. Después, está la opción de las connecting suites. Sin embargo, los alquileres de Airbnb pueden tener tarifas adicionales que aumentarán el precio en el momento de la reserva, como puede ser la tarifa por limpieza, la de huésped adicional o las tarifas de servicio. Además, el precio de las suites del hotel incluyen comodidades que los alquileres de Airbnb no ofrecen, como concierge, servicio de habitaciones, mantenimiento on-call o limpieza diaria. Los hoteles también pueden ser más céntricos y accesibles que los alojamientos de Airbnb y, además, a precios similares.
Por tanto, los hoteles tienen una oportunidad real de aprovechar y rentabilizar el inventario que ya poseen. En primer lugar, deben mejorar la coherencia de precios y hacer más visibles las suites tradicionales. Además, deben ponerse en contacto con aquellos viajeros que buscan espacio adicional para que las connecting suites sean mucho más competitivas. Solo así, los hoteles empezarán a recibir a grupos y familias que valoren tanto el espacio como el servicio.
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