¿Puede afectar la denominación de una habitación a la hora de completar una reserva? Varios expertos en revenue management afirman que sí y por eso instan a los hoteleros a que actualicen este tipo de nomenclatura.
Según Chema Herrero, profesor de Programa Superior de Revenue Management de la Escuela Negocios Turísticos FORST, “cuando una habitación se denomina ‘sencilla’ o ‘básica’ en el subconsciente del cliente le transmitimos un espacio carente de valor – aunque lo tenga – y restamos competitividad a esa habitación nosotros mismos”.
Y es que hay que tener en cuenta que la denominación de las habitaciones en el catálogo de reserva condiciona al cliente a la hora de tomar su decisión. Por eso, Chema Herrero propone un cambio de nomenclatura, potenciando así su atractivo en la pre-venta y el incremento de su rendimiento.
Un aspecto al que no se presta atención
Herrero explica que los responsables hoteleros «no han prestado nunca atención a este aspecto, una cuestión que se repite tanto en los hoteles de nuestro país, como en el resto del mundo. Solo algunas grandes marcas internacionales atienden a este detalle”.
Y es que desde su punto de vista, las denominaciones clásicas de ‘estándar’, ‘doble’, ’sencilla’, ‘interior’, ‘con vistas’ o ‘ sin vistas exterior’, determinan la capacidad competitividad de estos espacios.
Chema Herrero considera que el perfil del cliente ha cambiado en los últimos tiempos y exige cosas desde el inicio de su experiencia, es decir, desde que decide hacer una reserva. Por esto, los hoteles tienen que narrar una experiencia.
“No es lo mismo incitar a una reserva sobre una habitación que se denomina ‘individual estándar’, que si la llamamos ‘Green Urban Junior’, o en el caso de la Costa Blanca hablar de ‘Habitación Bahía’ o ‘Habitación Mediterráneo’, por ejemplo”, comentó Herrero. Según el profesor, “en aquellos establecimientos que se ha actualizado esta cuestión se ha incrementado el número de reservas”.
Condicionante para la rentabilidad hotelera
En la misma línea, el director de la Escuela de Negocios Turísticos FORST, Javier Jiménez, explica que es crucial que los alumnos se obsesionen con que su principal labor en la dirección de un hotel «es maximizar el beneficio. Precisamente, la denominación de las habitaciones es un condicionante de esta rentabilidad.
De hecho, la mitad de los hoteles de la Costa Blanca tienen nomenclaturas en sus habitaciones que más que vender, desvenden, algunas de ellas incluso generan rechazo en el potencial cliente”.
Jiménez apunta como ejemplo positivo el de establecimientos que ofrecen un valor añadido en la contratación de una habitación. “Es importante tener en cuenta que un porcentaje alto de los clientes elige su destino por la ciudad, no tanto por el hotel, por lo que alinear el destino y sus características con el nombre de la habitación sería una estrategia muy acertada”, indica Jiménez.
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