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No amemos hasta la muerte a nuestros destinos favoritos

Artículo de opinión extraído de PhocusWire

Gaurav Bhatnagar
Gaurav Bhatnagar es cofundador de TBO.com, una plataforma global con sede en la India que pone en contacto a compradores y vendedores de viajes.

Cada verano, en el norte de la India se desarrolla un peculiar comportamiento social. A mediados de mayo, los maleteros de los coches se llenan y las familias se dirigen al Himalaya, creando largas colas de vehículos que intentan cruzar los mismos pasos estrechos.

Las redes sociales se llenan de imágenes de estos atascos, algunos de los cuales duran entre cuatro y seis horas. Sin embargo, el miedo a perderse algo parece pesar más que el temor a quedarse atrapado en el coche durante horas, hambriento, cansado y esperando que la naturaleza no llame en un momento inoportuno.

No solo ocurre en la India

¿Recuerdas cuando los españoles se hartaron tanto de los turistas que colocaron carteles con medusas falsas en sus playas? ¿O cuando Filipinas tuvo que cerrar la isla de Boracay porque la estaban destrozando demasiados visitantes?

Sí, el turismo es una bestia rara. Es estupendo para la economía, pero puede ser una pesadilla para las comunidades locales y el medio ambiente.

El turismo mundial se ha ido transformando en las dos últimas décadas, impulsado por los viajeros que llegan por primera vez desde los países en desarrollo. Menos del 10% de los indios tiene pasaporte, cifra que se refleja en China, que ya lidera el turismo emisor mundial.

Estos nuevos turistas suelen acudir en masa a destinos populares, accesibles y asequibles. En cambio, los viajeros experimentados de países desarrollados buscan la novedad en lugares vírgenes e inexplorados. Este cambio no es gradual; los viajes al extranjero están aumentando en casi 100 millones de viajes anuales, lo que repercute en los destinos más queridos del mundo.

El sobreturismo plantea un reto complejo. Sostiene a miles de pequeñas empresas, que comprensiblemente prefieren la masificación al infraturismo, sobre todo después de una pandemia.

Pero, ¿es legítimo restringir el acceso a determinados destinos en función de la nacionalidad o la riqueza? El sector de los viajes se enorgullece de su carácter integrador, pero ¿cómo puede conciliarlo con la necesidad de preservar los destinos del desgaste del turismo de masas?

Hablemos ahora del papel del sector turístico en todo esto. Durante demasiado tiempo, los grandes actores -compañías aéreas, cadenas hoteleras, operadores turísticos- han estado promocionando los mismos puntos calientes de siempre.

Es como si estuvieran en piloto automático, enviando oleadas de turistas a lugares que no pueden soportar la carga. Y claro, desarrollar nuevos destinos lleva tiempo, esfuerzo y dinero, pero aquí está el truco: si no empezamos a hacerlo, amaremos nuestros lugares favoritos hasta la muerte.

¿Cuál es la solución? Ya es hora de que el sector turístico deje de señalar con el dedo a gobiernos y patronatos de turismo y empiece a asumir su responsabilidad.

Estamos hablando de un cambio de mentalidad. En lugar de ordeñar a las vacas lecheras, invirtamos en los desvalidos, esas joyas ocultas que aún no han llegado al salón de la fama de Instagram.

No será fácil. Promocionar nuevos destinos implica inversiones iniciales y puede que incluso alguna pérdida de ingresos a corto plazo. Pero hay que pensar a largo plazo. No solo vendemos viajes; vendemos experiencias, recuerdos y la oportunidad de explorar el mundo sin destrozarlo.

Imagina que pudiéramos repartir un poco más el turismo. Calles menos abarrotadas en Venecia, más amor por un pueblo pintoresco en Portugal, menos colas en la Torre Eiffel y más asombro ante algún castillo por descubrir en Europa del Este. Ese es el tipo de futuro turístico al que deberíamos aspirar.

Al final, todo es cuestión de equilibrio. El sector de los viajes puede ser una fuerza positiva, pero solo si estamos dispuestos a pensar con originalidad y asumir algunos riesgos.

No esperemos a que nuestros destinos favoritos se queden sin vida. Adelantémonos a los acontecimientos y empecemos a explorar (y promocionar) el camino menos transitado.

*Artículo de opinión extraído de PhocusWire

Imágenes cedidas: Freepik

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Gaurav Bhatnagar es cofundador de TBO.com, una plataforma global con sede en la India que pone en contacto a compradores y vendedores de viajes.

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