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Las técnicas y estrategias derivadas de la tecnología están en constante evolución, en una búsqueda por acercar a los hoteles las preferencias de los clientes potenciales, saber qué técnicas les funcionan mejor con ellos y establecer una relación más cercana. Sin duda, el marketing es una fuente de clientes imprescindible, pero también supone un gasto importante que quizás los hoteles de menor tamaño no se pueden permitir. En este punto es donde entra en acción el Growth Hacking.
¿Qué es el Growth Hacking?
El Growth Hacking se define como un conjunto de herramientas y técnicas que aúnan analítica e innovación para hacer crecer el negocio para evitar los elevados costes del marketing, algo que puede beneficiar a los hoteleros independientes que andan escasos de recursos o aquellos que están empezando.
Se trataría de inversiones mínimas que tendrían como objetivo maximizar resultados. Acciones de Growth Hacking serían, por ejemplo: campañas captación a través de ofertas, realizar elementos personalizados que se engloban dentro del DIY (restaurantes con cartas hechas a mano, hacer una foto al huésped y entregársela en una especie de tarjeta escrita a mano), escribir sobre contenidos de moda para ganar visibilidad, dar follow estratégico a los usuarios que siguen a tu competencia directa en Twitter…
El término fue utilizado por primera vez en 2010 por Sean Ellis en un artículo que publicó en su blog, «Start-up Marketing». En realidad, se trata de un denominador común que se ha encontrado en el crecimiento del valor de marca de Facebook, Twitter, Instagram o Airbnb, pero que es fácilmente aplicable también a las estrategias de los hoteles.
El perfil del Growth Hacker
Sean Ellis la acuñó cuando intentaba buscar un sustituto para su puesto de trabajo. Como consultor en la empresa, había ayudado a muchos emprendedores a lograr un crecimiento acelerado con acciones mínimas. Sin embargo, todas las solicitudes describían un puesto de trabajo similar al de un experto en marketing, algo que no buscaba Ellis porque los expertos de marketing piensan que «deben considerar presupuestos, gastos, conversiones, etc». El enfoque del Growth Hacker no es económico, sino que más bien consiste en hacer crecer el número de clientes mediante vías innovadoras y de bajo coste.
No tiene por qué haber un único Growth Hacker ni un puesto específico basado en esta figura, ya que realmente cualquier empleado con esa capacidad podría ejercer como tal, pudiendo constituir un equipo de trabajo si hubiera personas suficientes. Una muestra de su capacidad es que este tipo de perfil ya es típico en la cultura de las grandes tecnológicas de Silicon Valley.
Pero ¿qué características debe tener un Growth Hacker?
La primera característica es ser analítico, es decir, deben gustarle las cifras y analizar hasta el más mínimo detalle, yendo más allá de lo que se ve a primera vista. Esto se relaciona directamente con otro de los aspectos que le definen: la curiosidad por conocer el «por qué». ¿Por qué hoy he tenido más tráfico en mi página web? ¿Por qué esta publicación ha tenido más interacción? El Growth Hacker debe estar a la caza de cualquier movimiento. En tercer lugar, la creatividad es un elemento fundamental si lo que se quiere es encontrar técnicas baratas y originales que permitan llamar la atención del posible huésped.
Además, los Growth Hackers no disocian del todo el desarrollo del producto y el marketing. En su lugar, utilizan el producto como forma de marketing. Un ejemplo de esto sería lanzar un concurso en redes sociales para elegir el diseño de la próxima decoración de una de las habitaciones o de algún rincón del hotel.