En un mundo cada vez más competitivo y global, las organizaciones son conscientes de su papel activo como generadoras de riqueza, empleo, productos y servicios de calidad… así como de otros beneficios para sus accionistas, clientes, empleados, proveedores y demás grupos de interés, incluidas las comunidades y los mercados en los que operan.
Ante este contexto actual, ya no es posible concebir una empresa que no gestione la sostenibilidad integrando sus tres vertientes: el valor económico, el valor social y la gestión responsable de los recursos ambientales. Hacer frente a esta nueva situación requiere modelos de gestión de empresa responsable y la concepción de la empresa de forma expandida.
Concepción Iglesias, socia de Deloitte, impartió una interesante ponencia en HIP sobre la importancia de que el sector travel asuma cuanto antes la Agenda 2030. «Los inversores y la sociedad ya están mirando hacía la sostenibilidad», recalcó.
¿Qué entendemos por sostenibilidad o RSC?
Según Iglesias, es la capacidad de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas, garantizando el equilibrio entre el crecimiento económico, cuidado del medio ambiente y bienestar social.
En este sentido, en los últimos años, la sostenibilidad ha pasado a ser una respuesta integral para asegurar así el crecimiento: respeto por el medio ambiente y la cultura local, pero también por la diversidad y la igualdad, por el impacto local positivo, por la transparencia, por la formación y transformación tecnológica del empleo, por el bienestar y la salud o por el desperdicio alimentario, entre otros muchos factores.
Además, se ha convertido también en una manera de preservar el valor y gestionar el riesgo. Por ejemplo, el World Economic Forum, en su informe sobre los Riesgos Globales de 2019, ya destaca entre su top10 algunos riesgos relacionados con la sostenibilidad:
- Eventos relacionados con el clima
- Incapacidad de adaptar y mitigar los riesgos relativos al cambio climático
- Desastres naturales
- Escasez de agua
- Desastres ambientales resultados de errores humanos.
Al final, estos mapas de riesgo pueden atacar a nuestras compañías. Por eso, en línea con esta tendencia se ha visto un incremento de la presión normativa, de requerimientos de información y de certificaciones en el sector turístico. A tal fin han surgido nuevas leyes de información no financiera, leyes para controlar el uso de los plásticos o regulaciones sobre el CO2.
Asimismo, también han surgido analistas e inversores que han controlado el cumplimiento de estas normativas y, a la vez, instituciones que han lanzado iniciativas específicas como Travelife, el programa de certificación que proporciona un certificado para evaluar, verificar y comunicar los logros en materia de sostenibilidad de las compañías del sector.
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
Es más, dentro de las iniciativas del sector, y para fomentar así una mayor contribución a la Agenda 2030, la Organización Internacional de Turismo adaptó los ODS a los retos del sector. Según este organismo mundial, «el turismo puede reducir significativamente su huella ecológica y debe convertirse en un impulsor de la innovación, el desarrollo de economías verdes, inclusivas y bajas en carbono, así como en contribuyente de la salvaguardia de la creatividad cultural, la diversidad y el bienestar humano y de los ecosistemas.
En este sentido, las empresas del sector travel deben empezar a estructurar sus estrategias de sostenibilidad de forma que contribuyan activamente a mejorar su impacto social, ambiental y económico de los entornos en los que desarrollan sus actividades de forma alineada con la Agenda 2030.
Impacto social
- Desarrollo de las personas, comunidades y culturas
- Lucha por la igualdad de género, en especial en los países en desarrollo.
Impacto ambiental
- La naturaleza no es una fuente inagotable de recursos
- Inversión en energías renovables
- Uso sostenible de recursos
- Protección de la biodiversidad y ecosistemas
Impacto económico
- Crecimiento económico que genere riqueza equitativa
- Inversión y reparto igualitario de los recursos económicos
En definitiva, el sector turístico, tal y como recoge la Carta Mundial del Turismo Sostenible, «debe ser un motor mundial que contribuya eficazmente a reducir la desigualdad (dentro y entre los países), a promover sociedades pacíficas e inclusivas, a lograr la igualdad de género y a crear oportunidades de aprendizaje permanente para todos».
Y es que, no cabe duda, de que las empresas del sector turístico tienen un impacto directo en las sociedades en las que desarrollan su actividad.
A su vez, y según esta misma Carta, el sector debe trabajar en promover estrategias bajas en carbono para el desarrollo de la infraestructura turística, las operaciones y los servicios, incluyendo la edificación, la gestión de recursos y el transporte.
Porque, al fin y al cabo, la sostenibilidad del negocio de las empresas del sector turístico a medio y largo plazo está directamente vinculada con una adecuada gestión de los retos ambientales.
Por último, el turismo tiene que asegurar la implantación de patrones de consumo y producción sostenibles a lo largo de toda la cadena de servicios y actividades. Asimismo, puede contribuir a su propia resiliencia y a la recuperación económica mundial mediante la aplicación de una estrategia de descarbonización, junto con la innovación en el uso de energías, los recursos, el transporte y los sistemas de comunicación.
A su vez, las empresas del sector pueden aprovechar el potencial de crecimiento del sector distribuyendo el valor generado entre sus grupos de interés: contribuyendo al desarrollo económico local, creando empleo digno y productivo o, por ejemplo, invirtiendo en infraestructuras verdes.
Una oportunidad y una necesidad
En conclusión, contribuir a la Agenda 2030 es una oportunidad para todas las empresas del sector. Pero también una necesidad que les va a permitir mantener su competitividad. Esto es, les va a permitir:
- Obtener ayudas y financiación exclusiva
- Atraer talento e incrementar su motivación
- Anticiparse a tendencias regulatorias
- Reducir riesgos y costes
- Atraer consumidores que buscan soluciones más sostenibles
- Y, al final, licencia para poder seguir operando porque la sosteniblidad no es una moda.
En estos momentos, el 9% de la economía del sector travel es circular. Todavía es poco, pero las empresas que ya están adoptándolo tienen mucho terreno ganado. Además, los analistas ya están teniendo en cuenta este tipo de estrategias. Y es que, quien no se ponga las pilas, se va a encontrar con problemas importantes de aquí a 2030.
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