Según un Informe elaborado por la Federación Española de Hostelería y Restauración, España es uno de los países con mayor número de bares, concretamente 101.397 establecimientos. Esto supone 2,8 bares y cafeterías por cada mil habitantes, teniendo en cuenta que en España viven 46.557.008 personas, según el Padrón del Instituto Nacional de Estadística (INE). Y el número de establecimientos ascendió hasta los 274.577 en 2016, entre bares y restaurantes, según los datos del DIRCE elaborados por el INE.
El mundo hotelero por su parte también es muy amplio. Según el INE, España cuenta con 16.774 hoteles (que han recibido este año desde enero a julio 11.810.375 viajeros); 165.179 apartamentos (que recibieron 1.678.345 viajeros); 17.076 establecimientos de turismo rural (que recibieron 481.929 viajeros) y 1.178 campings (que recibieron 1.610.988 viajeros).
Los clientes actuales de este tipo de establecimientos son incluso más exigentes que antes de la crisis, y la fidelidad con los mismos se establece mediante nuevas fórmulas. Así, según el último Informe Nielsen sobre el sector, lo que piden a un establecimiento hostelero son fundamentalmente tres puntos: 1) promociones; 2) vínculos a través de las marcas y 3) disfrutar una buena experiencia.
Estos aspectos, que se suelen compartir en redes sociales, tanto si los clientes están satisfechos como si no, tiene una trascendencia potencial para futuros usuarios, ya que las opiniones online son la segunda fuente de información en la que más confían los clientes. Así, los millennials por ejemplo, son asiduos a las cadenas de restauración, adictos a las ofertas, muy sensibles al precio y quieren que les sorprendan con una buena relación calidad/precio.
Los clientes rechazan la humedad
Profundizando en la experiencia del consumidor dentro del sector hostelero, uno de los puntos más llamativos visualmente, que puede ser incluso desagradable y sobre todo preocupante para la Salud, es el problema de la humedad en paredes, techos y revestimientos decorativos de los locales. Estamos más acostumbrados a ver esta patología en el interior de viviendas, garajes o sótanos, pero no estamos dispuestos a acudir como clientes a un espacio con este problema.
Los establecimientos dedicados a la Restauración tienen que cumplir por ley una serie de normativas de higiene y pasar periódicamente inspecciones de Sanidad, que pueden poner en peligro la actividad profesional si no se cumplen estrictamente todos los requisitos. Tener manchas de humedad en lugares donde recibimos y atendemos a los clientes no solo da muy mala imagen, sino que con casi completa seguridad, ocasionará pérdidas de clientes que no volverán al local y por tanto disminuirán los ingresos.
En el caso de sufrir las humedades en zonas no expuestas al público, pero donde sí trabajan diariamente los empleados, por ejemplo la cocina, el almacén, etc., estamos poniendo en riesgo su salud y la de los clientes por el contacto que pueden tener los alimentos y productos que van a consumir con ácaros, hongos y bacterias. Si vemos manchas de moho que desprenden mal olor, vaho en los cristales, azulejos o superficies, debemos acudir a una empresa especializada para acabar con el origen de la humedad definitivamente. Limpiar la superficie manchada con un producto específico, o estar recogiendo la condensación del agua todo el tiempo, no basta.
En cuanto a los usuarios y trabajadores, han de saber, comentó Guillermo Cortés, director general de Humetek, que “permanecer con una humedad ambiental por encima del 65% es contraproducente para la salud, al dispararse la reproducción de ácaros, hongos y bacterias producidas por el exceso de humedad ambiental. Los valores saludables varían entre el 40% y el 60%, y es considerado perjudicial a partir del 65%, no tanto por la humedad en sí misma, sino por los microorganismos que pueden reproducirse en las superficies húmedas”.
Estar expuestos a la humedad aumenta además el riesgo de contraer enfermedades respiratorias, como alergias y asma (un nivel de humedad del 70% o superior aumenta la posibilidad de contraer infecciones virales y bacterianas), agrava las dolencias óseas (el reuma, artrosis y artritis), y puede producir graves alergias o patologías dermatológicas (dermatitis atópica o erupciones cutáneas).
Una de las consecuencias de tener altos niveles de humedad en el ambiente es el descenso térmico, un factor que afecta tanto a los trabajadores como a los alimentos que se manipulan diariamente en la cocina y almacén. Además, las manchas de moho que nos avisan de ese exceso de humedad, son hongos que flotan en el ambiente y que a través de sus esporas se reproducen con mayor facilidad en esas circunstancias. No podemos estar en contacto directo con hongos que son perjudiciales para las vías respiratorias, que pueden depositarse sin que lo veamos en los alimentos y que alteran su buen estado de conservación. Debemos por tanto evitar poner en peligro nuestro negocio por el simple hecho de no saber actuar ante un problema con la humedad.
Cómo actuar ante la humedad
Independientemente del tipo de humedad que afecte al establecimiento, ya sea por condensación, filtración o capilaridad, lo primero que debemos hacer es localizar el problema y ponernos en contacto con profesionalesespecializados en su erradicación. Una vez que los técnicos hayan realizado el diagnóstico, diseñarán el tratamiento más adecuado, aplicando las técnicas y materiales que mejor se ajusten al problema.
Para que la eliminación de la humedad sea definitiva, es clave contar con unos buenos materiales en los tratamientos, así como con una excelente mano de obra a la hora de aplicarlos. En este sentido, Guillermo Cortés ha explicado que “disponer de técnicos bien preparados y formados específicamente en la aplicación de los tratamientos, es imprescindible para que el resultado sea óptimo. El éxito del tratamiento elegido para combatir las humedades está repartido entre un 50% en la elección del producto adecuado para cada patología, y el otro 50% en su aplicación”.
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