Airbnb se ha convertido en uno de los principales quebraderos de cabeza de muchas ciudades del mundo. Y algunos ayuntamientos se están empezando a cansar. El fiscal jefe de San Francisco, Dennis Herrera, ha decidido aplicar la ley con dureza. Tal y como recoge TechCrunch, la fiscalía ha multado con 2,25 millones de dólares a dos dueños de viviendas en la ciudad.
Darren y Valerie Lee tienen 14 viviendas en San Francisco. La ciudad estadounidense prohíbe el alquiler de viviendas completas en Airbnb, por lo que solo pueden alquilarse a través de esta plataforma si son primeras viviendas donde residen los anfitriones. «Los propietarios dirigieron una cadena hotelera ilícita en lugar de alquiler legalmente las viviendas a inquilinos residenciales», agregan desde la oficina del fiscal.
Como parte de la sanción, los Lee no podrán alquilar ninguna de sus propiedades a través de plataformas de alquiler vacacional hasta mayo de 2025. A esto, se suma la estratosférica multa de 2,25 millones de dólares.
«Estos no son el tipo de anfitriones que queremos en nuestra plataforma y estamos contentos de que la ciudad tenga herramientas para hacer cumplir las normas», explican desde Airbnb a TechCrunch. «Estamos orgullosos de que compartir casa sea legal en San Francisco«, concluyeron. De hecho, cabe recordar que Airbnb nació en esta ciudad estadounidense.
Una sanción que viene de atrás…
La oficina del fiscal demandó por primera vez a los propietarios sancionados en abril de 2014. La ‘liebre’ saltó después de que dos inquilinos de larga duración fueran expulsados de sus viviendas y empezaran estas a usarse para turistas. Los Lee ya pagaron entonces 276.000 dólares en mayo de 2015 a modo de sanción.
Pero siguieron ofreciendo las viviendas en Airbnb como alquiler vacacional. Otros dos años más de investigación derivaron en que los Lee habían incumplido la ley unas 5.000 veces solo en los primeros once meses analizados. Esto les aportó ingresos por 900.000 dólares y unos beneficios de 700.000 dólares.
Solo cuando se descubrieron estas nuevas irregularidades, decidieron parar. Pero la ciudad de San Francisco no les ha perdonado. La sanción pretende despojarles de estos ingresos ilegales y además sirve como llamada de atención a todos esos inquilinos que pueden estar ofreciendo sus viviendas de forma irregular.
El alquiler de viviendas vacías… solo por más de 30 días
La normativa de la ciudad solo permite arrendar viviendas vacías por, al menos, 30 días y como residencia habitual, no a turistas. Para poder alquilar viviendas turísticas hay que registrarse en la oficina de alquileres de corto plazo de la ciudad y ser residente permanente de esa vivienda. Es decir, solo se pueden alquilar a a través de Airbnb las habitaciones vacías de la vivienda donde residan los anfitriones.
Sin embargo, Airbnb no se tomó del todo bien esta ley. De hecho, en junio de 2016, la plataforma presentó una denuncia contra San Francisco con el objetivo de impedir que la ley entrara en vigor en agosto de ese año.
Finalmente, el ayuntamiento y la plataforma firmaron un acuerdo por el cual Airbnb suministra una lista mensual de todos los hogares que figuran en la plataforma, junto con información que permita al ayuntamiento confirmar que la vivienda está registrada. En ese momento, solo había 2.100 anfitriones de alquiler a corto plazo registrados en San Francisco, pero había más de 8.000 dados de alta en Airbnb.
¿Cómo se saltaron los Lee la ley?
Tal y como explica The Washington Post, las viviendas de Darren y Valerie Lee eran idénticas en cuanto a decoración y amenities. Todas estaban surtidas con los mismos productos y muchas de las fotos se repetían en unas y otras. Pero las imágenes no mostraban habitaciones impolutas, como hacen los hoteles. En ellas, se percibía ropa mal colocada, baños recién usados o toallas colgadas sobre una puerta a modo de descuido. Con estos detalles pretendían hacer creer a los inspectores de que las viviendas estaban habitadas. Pero no picaron.
«Los Lee elaboraron una estrategia donde amigos, familiares y partners se hacían pasar por los residentes habituales de sus viviendas», aclaran desde el gobierno de San Francisco. Pasaban desapercibidos en Airbnb, pero ninguno de ellos estaba registrado en el registro obligatorio del Ayuntamiento.
«El plan incluía la elaboración de contratos de alquiler falsos e incluso la distribución de los apartamentos para dar la sensación de que estaban habitados», explican en un comunicado. Al final, el inspector Adrian Putra envió a su equipo a inspeccionar ocho de las viviendas de los Lee.
«Cada una de las viviendas que inspeccionamos había sido organizada para que pareciera que alguien vivía allí, pero era obvio de que era un engaño, ya que la distribución y decoración de cada apartamento era idéntica». «Cada apartamento tenía los mismos artículos», concluye. Se acabó el engaño. Y se hizo efectiva la sanción.
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