Un director de hotel debe ser servicial con sus clientes y con sus equipos. Lo sabemos y es fundamental para el día a día. Hay un factor que percibe el cliente y es la creatividad de la dirección del hotel. Obviamente, la creatividad y lo servicial tienen que ir juntos.
La creatividad en un establecimiento hostelero no genera gastos extra, o no debería, y si los hay deben ser mínimos pues de lo contrario generamos gastos y no creatividad.
¿Y en qué consiste? En poner pequeños detalles en las habitaciones, en cambiar las forma de poner las toallas, en la forma de saludar y comunicarse con el cliente. Por ejemplo, si le pedimos su cuenta de correo electrónico en el check in podemos darle la bienvenida con un correo que le llegará al entrar en su habitación, la bienvenida en el televisor está bien pero estamos hablando de innovar de sorprender a nuestros clientes utilizando las nuevas tecnologías.
Está comprobado que al turista le gusta ir a sitios donde hay imaginación e innovación en sus instalaciones, buscando una experiencia distinta en cada ocasión. Por este motivo tenemos que saber hacer cambios constantes en nuestros establecimientos sin meternos en reformas –que por otro lado no nos dejarían hacerlas…
Pero si podemos hacer más, aparte de cambiar las flores de recepción, ¡cambiemos el florero! ¡o cambiémoslo de lugar! Hay infinidad de cosas que cuestan lo mismo y que se pueden poner distintas o en distinto lugar cada semana o cada mes.
Ustedes pueden pensar que todo esto es teoría, pero pueden llevarlo a la práctica comenzando por cosas pequeñas y verán los cambios. ¡La diferencia siempre estará en el factor humano!
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