Los destinos vacacionales de sol y playa de España han crecido en popularidad en los últimos tres años, pero no lo hacen con la misma rapidez que sus competidores. Según datos de Liligo.com, algunos destinos mediterráneos incrementan su popularidad entre un 10 y un 33% más que los de nuestro país.
La recuperación de destinos como Egipto, Turquía o Túnez, -los cuales sufrieron atentados terroristas en 2016 y 2017- y pérdida de valor de la libra, entre otros factores, han permitido que estos destinos vuelvan a contar con la popularidad anteriores a sus episodios de inestabilidad interna.
España, sin embargo, no ha perdido viajeros en los últimos dos años. Después de 2017, el año de los atentados en estos destinos, sí registró un gran incremento de búsquedas, las cuales han vuelto poco a poco a las cifras anteriores a la crisis de estos países.
“Los turistas que dejaron de ir a estos destinos y optaron por España, regresan ahora, cuando la situación se ha estabilizado. Basándonos en las búsquedas de nuestros usuarios, actualmente España se mantiene estable, después de un crecimiento que llegó hasta el 20% en 2017, uno de los años más bajos, turísticamente hablando, para Egipto, Turquía o Túnez”, afirma Guillaume Rostand, Chief Marketing Officer de liligo.com.
Evolución de búsquedas por destino entre 2016 y 2019
Las búsquedas hacia destinos de sol y playa como Italia y España registraron un fuerte aumento en 2017 y un fuerte decrecimiento en 2018. Sin embargo, en 2019 vuelen a crecer con respecto a 2018.
Si bien los precios de destinos como Turquía, Túnez o Egipto son más bajos, países como España o Francia permiten contar con una oferta competitiva para un gran rango de viajeros, desde los mochileros más ‘low-cost’ hasta los que buscan experiencias más exclusivas y de lujo.
Sin embargo, la clave está en la diversificación de destinos: “En liligo.com lo que vemos es que la tendencia de los últimos tiempos es que los viajeros optan más por viajes más cortos y frecuentes, lo que fomenta la diversificación de destinos”, concluye Guillaume Rostand.
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