Contenido
- Miluna, en Toledo: Lunas de diseño y proyectos sociales
- El castillo de Monda, en Málaga: Sostenibilidad en una fortaleza
- Hotel La vida de antes, el Toledo: El compromiso real
- Molino La Nava, en Córdoba: Destino starlight con sello Eco
- Casas do Campo, en A Coruña: Mejorar las condiciones del mundo rural
- Masía La Mota, en Alicante: Recuperar y mantener
- Lurdeia, en Vizcaya: Construir y sembrar a mano
- Noguera Mar Hotel, en Alicante: Apoyo a la gastronomía local
- Can Boix de Peramola, en Lleida: Responsabilidad de todos
- Cieloastur, en Asturias: Impulso para la comarca
El turismo rural, que de por sí, ha sido siempre el más sostenible de todos, sigue dando una lección de voluntad y continúa en su avance imparable de reducir el impacto medioambiental, sin dejar de ofrecer una experiencia única en la naturaleza, conectando con ella y con el entorno.
Los hoteles y casas de alquiler de portales como Ruralka, tienen políticas de sostenibilidad desde hace años y cada vez implementan más acciones que, en la mayoría de los casos, carecen de grandes campañas publicitarias con las que presumir igual que hacen las grandes multinacionales, pero que tienen la misma importancia.
Desde aquí, queremos dar visibilidad y compartir algunas de estas políticas, de varios de estos establecimientos. “El viajero, cada vez más experimentado y exigente, sabe que la sostenibilidad no es un sello que poner en la web del hotel, es una filosofía de vida que quiere conocer de primera mano y que valora desde el primer instante de su experiencia”, afirma Rafael Ausejo, CEO y fundador de Ruralka.
Alejados de la contaminación lumínica, en Hormigos, un pequeño pueblo de Toledo, se encuentra Miluna Open Rooms, lunas privadas con vistas panorámicas al cielo y rodeadas de naturaleza.
Pero su hotel va más allá de un alojamiento original, la sostenibilidad la llevan por bandera y por ello tienen un plan de reforestación en su finca para la que llevan plantadas más de 500 especies de árboles y arbustos, toda la alimentación del establecimiento proviene de pequeños proveedores de la zona y tienen un proyecto para compensar todas las emisiones que producen para posteriormente invertir en iniciativas sostenibles y de desarrollo rural.
Este año, en concreto, han invertido en una replantación de castañeros en Perú y desarrollo rural para las familias que viven de ello (compensación de 95 toneladas de CO2). Por otro lado, para 2022 tienen previsto sustituir completamente la energía eléctrica por energía solar y abastecer así su necesidad energética tras la implantación de 197 placas solares.
El castillo de Monda, en Málaga: Sostenibilidad en una fortaleza
No es lo mismo empezar a trabajar una política de sostenibilidad desde un edificio de nueva construcción que desde una antigua fortaleza que data del siglo XI. A pesar de tener una remodelación y estar acondicionado como un hotel boutique, el Castillo de Monda, en el malagueño pueblo de Monda, coronando el cerro de la Veleta, mantiene una filosofía sostenible en su día a día.
Estas son solo algunas de sus acciones: iluminación led con detectores de movimiento, placas solares para calentar el agua caliente sanitaria, dispensadores rellenables para las amenities y utilización de productos locales en su restaurante.
Además, no venden botellas de plástico, sino que tienen pequeños bidones de aluminio que se rellenan con agua mineral; tienen dos cargadores para coches eléctricos en el aparcamiento; climatizan con ventiladores, toldos y sombrillas, utilizando el aire acondicionado cuando es estrictamente necesario.
Por último, con el objetivo de apoyar causas sociales, los eventos con fines benéficos se cobran solo a coste, sin beneficio.
Hotel La vida de antes, el Toledo: El compromiso real
En Consuegra, Toledo, se encuentra La Vida de Antes, una clásica casa manchega tradicional del siglo XIX, ubicada en este precioso pueblo donde los molinos de viento y el castillo fortaleza son protagonistas.
Este hotel, donde al entrar parece que el tiempo se para, está plenamente sensibilizado con el ahorro de energía y elección de materiales y se han propuesto que su proyecto sea sostenible.
Trabajan para que esta sea una conciencia general, para ello pone en marcha varias actividades como programas de limpieza y recogida de basuras en zonas verdes con jóvenes del instituto; apuestan por el producto local, como las tortas del Alcázar, el aceite, quesos y azafrán de Consuegra y los vinos de La Mancha; colaboran con artistas locales realizando exposiciones y ciclo de conciertos y literatura en el hotel.
El edificio está rehabilitado con elementos constructivos de la zona (paredes de cal, ladrillo de era y teja curva, entre otros) además de uso de paneles solares y biomasa, bombillas de bajo consumo, control del uso del agua con reguladores de caudal y uso del pozo.
Por otro lado, tienen un programa de apoyo y patrocinio a diferentes asociaciones como “Anda corre con Nosotras” y equipos deportivos locales. Un proyecto sostenible en proceso de mejora constante.
En Montoro, Córdoba, se encuentra Molino la Nava, un edificio típico andaluz que alberga un molino del siglo XVIII completamente restaurado, respetando el material y la maquinaria original.
Cerca de la monumental Córdoba, desde aquí promueven las actividades y gastronomía locales, que se puede descubrir haciendo alguna de sus rutas en bicicleta.
La sostenibilidad forma parte del ADN del proyecto desde los inicios y para ello tienen un protocolo de comunicación para empleados y clientes con el que conciencian del uso racional de recursos. Molino La Nava ostenta el premio honorífico de “Conservación del Entorno Natural y Conservación Paisajística” que otorga el grupo Habitat Futura, junto con el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
Además, dentro del hotel realizan acciones para la captación de lluvia para jardinería y piscina; mantienen la iluminación exterior con lámparas solares y en el interior con leds; trabajan con proveedores km 0 con productos como la fruta, el aceite, la carne, los huevos, la miel, etc; Molino la Nava forma parte de la Reserva Starlight.
Casas do Campo, en A Coruña: Mejorar las condiciones del mundo rural
En pleno Parque Natural de Fragas do Eume, uno de los bosques atlánticos mejor conservados de Europa, en Monfero (A Coruña), se encuentran estas cuatro casitas independientes de piedra del siglo XIX, rehabilitadas con esmero y rodeadas de vegetación. Tienen muy claro que cada uno debe aportar su parte y que hay que ser un ejemplo a seguir para huéspedes y trabajadores.
Su premisa más importante es incentivar y mejorar las condiciones del mundo rural, de sus vecinos más próximos y fomentar su economía y calidad de vida, pero sin que esta mejora suponga un impacto negativo para el entorno.
Su política de contratación de empleados se centra en generar empleo en su entorno, por lo que todos sus trabajadores pertenecen al ayuntamiento de Monfero. Con ello intentan evitar la despoblación del mundo rural y fomentar el empleo de mujeres en la zona.
Además, como parte de su política de sostenibilidad, están realizando una reforma decorativa con pintura ecológica a la cal, pintura en conexión con el medio ambiente ya que no es tóxica, absorbe CO2 del ambiente, es bactericida y termo-reguladora. Por su parte, cuentan con un programa de eficiencia energética; rellenan las botellas de cristal para el agua y tienen un proyecto a futuro de instalación de placas solares.
Masía La Mota, en Alicante: Recuperar y mantener
Entre los parques naturales del Carrascal de la Font Roja y la Sierra de Mariola, en Alicante, se encuentra Masía La Mota, una edificación con más de 300 años de antigüedad donde saben que el futuro del turismo pasa por la sostenibilidad, por ello están muy concienciados con ella y llevan a cabo diferentes actividades y proyectos en su defensa.
La rehabilitación de la masía se hizo reutilizando materiales, respetando la estructura y arquitectura de la casa; en el proyecto se aislaron paredes y tejados para optimizar el uso de la energía. Para mantener un riego sostenible, se llevó a cabo la recuperación de un antiguo aljibe que permite recoger el agua pluvial y utilizarla para el huerto ecológico, así como para las nuevas plantaciones de olivos y cerezos.
Productores de aceite de oliva extra premium, han recuperado alrededor de 700 olivos centenarios, alguno incluso que ronda los mil años de la variedad autóctona alfafarenca. Desde Masía La Mota se realizan visitas guiadas, catas de aceite y mercadillos solidarios para poner en valor el proyecto que antepone la tradición, la conservación y la sostenibilidad.
Lurdeia, en Vizcaya: Construir y sembrar a mano
Lurdeia, es una casa rural ecológica situada en el municipio de Bermeo, en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, Vizacaya. La esencia de Lurdeia, descansa en la comunicación con la madre Tierra en un espacio sostenible, asentando sus raíces en una actividad agrícola ecológica.
Lurdeia es un alojamiento que se inauguró en 2008, y fue construido prácticamente en un 80% con las propias manos de sus dueños y con las premisas de la sostenibilidad, teniendo en cuenta desde la construcción criterios ambientales como la eficiencia energética.
Por ello, entre otros, utilizan biomasa (pellet) para la obtención de agua caliente sanitaria y calefacción; la electricidad procede de fuentes de energía 100% renovables; toda la iluminación se realiza por medio de lámparas led y disponen de sensores de presencia en el exterior así como en zonas de paso para optimizar el consumo. Además, todos los grifos y duchas tienen instalados unos dispositivos aireadores para reducir hasta un 60% de agua y las cisternas de los baños disponen de dispositivos de doble descarga. Y un largo etcétera, ya que no hay detalle que no mire por la sostenibilidad.
A través de la agricultura ecológica tratan de crear sistemas de producción basados en el respeto al medio natural ofreciendo las hortalizas y frutas ecológicas a sus huéspedes intentando trasladar el valor que tiene la gastronomía de proximidad.
Noguera Mar Hotel, en Alicante: Apoyo a la gastronomía local
En Noguera Mar Hotel, a pesar de ser conscientes del largo recorrido que conlleva tener una política real de sostenibilidad, mientras trazan la mejor de las estrategias van sumando granitos de arena: todos los textiles del hotel provienen de la comunidad valenciana; sus amenities proceden de artesanía elaborada con productos naturales y en el proceso de check-in se ha eliminado el papel.
Asimismo, elaboran su propio desinfectante limpiador multisuperficie, con agua, sal y ácido hipocloroso, un producto que no es tóxico, no mancha, respeta el medio ambiente y substituye el 80% de los productos de limpieza química y las botellas de plástico de uso único.
Y por supuesto, tienen un compromiso firme con los productores de la zona con el objetivo de reactivar el sector primario perteneciendo a varias asociaciones de restauradores con el fin de apoyar el desarrollo comarcal, preservando así una gastronomía propia como es la dieta mediterránea.
Can Boix de Peramola, en Lleida: Responsabilidad de todos
Can Boix de Peramola se encuentra en las sierras pre-pirenaicas leridanas, un hotel gastronómico cuyos propietarios reconocen que el planeta es responsabilidad de todos y por lo tanto cada uno debe aportar su granito de arena.
En su caso, respetan y protegen el medio ambiente que les rodea cuidando de no generar ningún impacto negativo al espectacular entorno natural donde se ubican.
Por un lado, han instalado paneles fotovoltaicos que absorben la energía solar y la transforman en electricidad, paneles térmicos que calientan el agua y además, cuentan con una caldera de biomasa para los fríos inviernos. Las aguas residuales del hotel las reutilizan para el riego de huerta, campos y jardines.
Cuentan con un apagado automático de las luces de las habitaciones al retirar la tarjeta, junto con detectores de presencia en zonas comunes. Al abrir las ventanas se produce un apagado automático de la climatización.
Presumen de tener una gastronomía sostenible y todos sus platos están elaborados con productos de proximidad y mucha de la materia prima que utilizan en sus recetas ha sido directamente extraída de sus frutales y huerto. Por otro lado, ponen a disposición de sus clientes dispositivos para cargar vehículos eléctricos.
Cieloastur, en Asturias: Impulso para la comarca
Disminuir la huella de carbono y reducir el impacto en el entorno. Estos son dos de los objetivos de Cieloastur, en Linares de Proaza, Asturias, 12 originales eco villas independientes construidas respetando el medioambiente, con materiales ecológicos como la piedra, la madera y el corcho, así como con pinturas naturales.
Además, la mayor parte del consumo energético de luz, climatización y refrigeración se hace a través de energías renovables; en la comunicación con sus clientes incorporan mensajes de concienciación para reducir el cambio de toallas y ropa de cama, teniendo en cuenta el consumo de agua que conlleva; en los cuartos de baño de las habitaciones utilizan amenities ecológicos sólidos; para la limpieza y desinfección utilizan detergentes y productos biodegradables para reducir la contaminación de las aguas.
En Cieloastur consolidan una actividad económica viable a largo plazo fomentando el empleo local y comprando productos de proximidad para su restaurante. También incentivan la venta de productos locales en su establecimiento (como las fabes, la sidra, el queso o la cerveza autóctona) para tratar de impulsar el desarrollo de la actividad comercial de la zona.
Imágenes cedidas: Prensa Ruralka