Más de 4.000 kellys se benefician desde el pasado mes de agosto del convenio de hostelería de la provincia de Málaga. Otras tantas, van a tener los mismos beneficios en Granada. Pero, ¿ocurre igual en toda España? ¿A quién se aplica exactamente el convenio?
La medida firmada en Granada se inicia en el Hotel Barceló Congress de la ciudad andaluza, pero, según el objetivo de UGT, es implementarla a nivel nacional. El acuerdo se centra en la calidad en el empleo, asegurando que a las camareras de piso se les va a aplicar el Convenio Provincial de la Hostelería de Granada, independientemente de que sean contratadas por el establecimiento hotelero o por una empresa externa. He aquí el quid de la cuestión.
Volviendo al caso de Málaga, las kellys están viviendo «un antes y un después» en la capital de la Costa del Sol. Tal y como indica La Opinión de Málaga, con la entrada en vigor del convenio de hostelería se pone fin a una de las fórmulas de ahorro más recurridas por los hoteleros: delegar las labores de limpieza en empresas multiservicios. Como en Granada, el nuevo convenio malagueño fija la obligación de aplicarlo a cualquier trabajador, sea externo o esté en la plantilla del hotel.
Este nuevo convenio de hostelería fija el salario bruto para una camarera de piso en 1.600 euros al mes. «Neto, según las circunstancias personales de cada una, quedaría en unos 1.150 euros. Un salario que, externalizadas, ni olían», explican desde Comisiones Obreras en Málaga.
Las empresas externas no aplican el convenio
En abril de este año, desde la CEHAT aseguraron que el salario base medio mensual de una camarera de piso rondaba los 1.560 euros brutos. Pero claro, ese es el salario que fijan los convenios colectivos de hostelería.
El principal problema con el que se encuentran las kellys es que, la mayoría, (en torno al 60-70%) no se pueden acoger a estos convenios porque trabajan en empresas externas multiservicios, que son las que realmente cometen los abusos.
De ahí, la importancia de los convenios firmados en Málaga y Granada, pues se aplican en todas las trabajadoras, sean o no contratadas por el hotel.
Según los datos que barajan tanto las kellys como los sindicatos, las camareras de piso externas cobran el salario mínimo interprofesional, lo que equivale a un 50% menos del salario de una empleada contratada directamente por el hotel.
Más allá de un mejor salario
Además de la retribución o la categoría, la merma también afecta a otros conceptos no dinerarios, como el pago de festividades, la nocturnidad, la perdida de antigüedad. A su vez, las cotizaciones a la Seguridad Social son inferiores, afectando a la cuantía de la pensión y de la prestación del desempleo.
Pero desde los sindicatos y las kellys buscan algo más que un mejor salario. Persiguen la «dignificación de la profesión», implementando un plan integral de formación y capacitación para el colectivo, en materias como vigilancia de la salud, ergonomía, atención al cliente, inglés, y prácticas remuneradas. Asimismo, desde asociaciones como la canaria Ashotel apuestan incluso por su prejubilación a los 58 años.
En resumen, el convenio colectivo del sector hostelero existe en todas las provincias, sin embargo, las kellys no pueden beneficiarse de él porque las empresas que las contratan no lo contemplan. De ahí la necesidad de que tanto los hoteles como las asociaciones donde están representados presionen para que la situación laboral de estas personas, especialmente mujeres, mejore lo máximo posible.
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