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Un cuarteto francés de músicos de cuerda es secuestrado y llevado a Standard Island, una isla gigantesca situada en el océano Pacífico que viaja de archipiélago en archipiélago. Sus millonarios habitantes quieren a los músicos para que toquen “a bordo” de dicha isla. Al parecer, el artista creador del Propeller Island City Lodge, Lars Stroschen, era un gran aficionado a Julio Verne y a la música, puesto que la novela La isla de Hélice inspiró el nombre de su hotel.
En 1997, el artista y músico decidió alquilar algunas habitaciones de su casa en Berlín (sí, no hace falta viajar hasta Japón para dar con alojamientos originales) para complementar sus ingresos. Sin embargo, decidió hacer algo diferente para los huéspedes. Este hotel no se encuentra en medio de ninguna isla ni obliga a quienes se hospedan en él a tocar (y, seguramente, tampoco sea el más cómodo o lujoso del mundo), pero sí les ofrece una experiencia única en cada una de sus más de 40 habitaciones.
Cuando se dio cuenta del éxito que estaba teniendo, decidió ir comprando los pisos que iban quedando libres en su edificio, hasta que en 2013 ya contaba con treinta habitaciones, además de una recepción, una galería de arte y una sala de desayunos. Por si queréis coger ideas y darle un lavado de cara a las habitaciones tradicionales, aquí van algunas de las que conforman el Propeller Island City Lodge:
Desayunar en mitad de un jardín tropical
Bueno, quizás un poco inspirado en la isla sí que está, ya que tras una colorida recepción, la sala de desayunos transportará al huésped a un jardín tropical en el que tomar sus comidas mientras escuchan los sonidos y ruidos típicos de dicho ambiente. Para terminar de darle el toque, las mesas han sido realizadas con troncos de madera que cuentan con más de cien años de antigüedad.
“Two Lions” (Dos Leones)
El ambiente salvaje continúa en algunas de las habitaciones, como la “Two Lions” (Dos leones), en la que además de una cama normal, hay dos jaulas colgadas del techo para quien quiera saber cómo es dormir en una (o para quien quiera encerrar a las fierecillas de sus niños).
“Upside Down” (Del Revés)
Ni hablamos de Stranger Things ni de la película de Pixar, pero lo cierto es que esta es una de las habitaciones más curiosas. El mobiliario habitual que tiene una estancia, como la cama, la mesita, la lámpara o una mesa, se halla colocado en el techo. Pero tranquilos que el viajero no tendrá que amarrarse a ningún sitio para poder dormir, puesto que el suelo está reservado a la cama en la que realmente dormirá.
“Grandma’s” (la habitación de la abuela)
Tonos marrones, estampados vintage y el retrato de la abuela marcan esta habitación que podría estar sacada al mismo tiempo de Caperucita Roja, que de una película de terror o de algún clásico del cine. ¡Ah! Y de Narnia un poco, puesto que a través del armario se accede al baño.
“Speicher” (la habitación granero)
¿Que el huésped aprecia más lo rústico? Pues nada, se le ofrece una habitación ambientada en un granero. Además, es muy divertida, ya que para poder llegar hasta ella el visitante debe encontrar primero la escalera secreta. Una vez dentro, podrá sentir lo que es tener almohadas hechas con sacos de patatas.
“Freedom” (libertad)
Dormir en una celda de prisión real no tiene que ser una experiencia muy gratificante, pero ¿qué tal hacerlo en una recreación más colorida? Esto es lo que propone Stroschen en su hotel con la habitación “Freedom”, en la que además de la cama y el lavabo en un mismo cubículo, hay un agujero en la pared, por si le apetece al huésped escapar en algún momento al más puro estilo “La gran evasión”.
“Mirror Room” (Habitación del espejo)
Una de las más solicitadas es la «Mirror Room», habitación que está cubierta de espejos y con la que se puede tener una visión desde todos los ángulos desde la cama. Los huéspedes que se alojan en ella la califican como «muy sexy», por razones bastante obvias.
“Gruft” (la habitación de los ataúdes)
Quizás una de las habitaciones que da más yuyu es la habitación que permite al huésped dormir en ataúdes. De inspiración gótica (y un poco vampírica), esta estancia incluye un laberinto en el subsuelo.