La importancia de comunicar: ingrediente fundamental para cualquier profesional

Soy de los que piensa que quien elaboró por primera vez unos chipirones en su tinta o un marmitako era un genio. Pintores, escultores, arquitectos… casi todos firman sus obras y dejan constancia de su autoría, pero no sabemos de aquellos que crearon nuestro patrimonio gastronómico. No nos dejaron fotografías ni recetas, todo lo hemos ido recibiendo de boca a oreja. Es un tesoro que se podría haber perdido si no se llega a verbalizar. Hoy, por suerte, todo eso ha cambiado gracias a la importancia que ha adquirido la comunicación.
Me refiero a la transmisión del conocimiento. Primero, gracias a documentos escritos recogidos en libros o en páginas de periódicos, hoy gracias a Internet y las redes sociales. Estamos en pleno siglo XXI y tenemos a nuestro alcance herramientas fundamentales para estar permanentemente conectados con lo que se cocina en cualquier rincón del planeta.
Creo que hay que ponerle alma a la tecnología, pensar que sin comunicación te pones un techo y, cuando ocurre eso, independientemente de a qué te dediques, empiezas a morir en la profesión. Debemos estar con todos los sentidos y en todos los sentidos en la época en la que vivimos y considero que con la comunicación se pueden trasladar emociones positivas. Para ser un buen profesional hay que comunicar.
A nivel personal tengo la inmensa fortuna de contar con mi hija Ane que se encarga de la comunicación de Martín Berasategui además de la faceta comercial. Confieso que, a pesar de su juventud, es a la persona a la que le pido más consejos, en parte, porque la gente joven ve el mundo con una mirada y una frescura que los que tenemos más años no somos capaces de alcanzar.
Internet ha supuesto una revolución sin precedentes. Para la proyección de la marca Martín Berasategui ha tenido una influencia enorme. No estamos por estar. A diario hacemos un trabajo estudioso y reflexivo del acontecer y los resultados de esa labor son los que intentamos plasmar desde las redes sociales. Hace tiempo que el porcentaje de reservas online en el restaurante crece y pronto podremos decir que es del cien por cien.
Siempre me he reconocido como un inconformista de diario y no admito que no se dé el máximo todos los días. Mi dogma es ofrecer lo mejor de lo mejor de lo que pueda dar y tengo un equipazo a derecha y a izquierda, delante y detrás, y una familia que es una maravilla. Eso me permite hacer todo lo que hago.
A nadie se le escapa que hoy en día los cocineros estamos muy solicitados. Disfruto asesorando a multinacionales o siendo la imagen de marcas importantes que respaldan filosofías de trabajo y de entender la vida como la mía.
Recientemente, tuve la oportunidad de compartir estas reflexiones con mis amigos de Resuinsa, empresa del sector textil para hostelería con la que colaboro desde que el año pasado celebraran su cuarenta aniversario. Tanto ellos como yo hemos abierto esa ventana de las nuevas tecnologías de la información que nos permite abrirnos fronteras para hablar y escuchar, para enseñar y aprender.