Hoy, como hace 27 años, cuando Internet tomó la forma en que todos lo conocemos hoy, nos enfrentamos a un nuevo reto para el conocimiento y control una nueva utilidad de la Red: el llamado Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés). O lo que es lo mismo, la posibilidad de interconexión de objetos de uso cotidiano con el entorno digital. Un mundo con numerosas (y aún insospechadas) posibilidades, que conviene dominar cuanto antes y, sobre todo, prepararse ante sus retos.
En un reciente artículo publicado por Oliver Schabenberger en SAS, se ofrecen tres claves para enfrentar y triunfar con ese concepto de innovación que supone el Internet de las cosas:
- Construir una cultura basada en datos: porque IoT genera datos y depende en buena parte de saber analizarlos y actuar con ellos. Esto supone un auténtico cambio en la cultura y filosofía de muchas empresas. Y, desde luego, las orientadas al servicio (como las organizaciones del sector hotelero) necesitan tener conocimiento de su campo: la mejor manera de hacerlo es a través delos datos. La visión analítica crea oportunidades para una mayor productividad y eficiencia y ayuda a entender los negocios desde una nueva visión.
- Analizar los datos: vivimos en medio de una economía analítica. Y esta la alimentan los datos. Donde quiera que haya datos es necesario el análisis, pues sin dicho análisis, los datos no tienen valor alguno. Todo esto requiere de un modelo sofisticado y una analítica avanzada. Requiere de exploración, de análisis visual y predictivo y de un aprendizaje automático que dé sentido a los datos y cree una infraestructura analítica.
- Actuar sobre los datos (y de forma rápida): una práctica habitual en IoT es recopilar datos a través de máquinas, dispositivos de todo tipo, electrodomésticos… Esos datos son transferidos a la nube o al centro de datos y, desde allí, lo habitual es procesarlos por lotes. Pero, aunque esto funciona para algunas aplicaciones, lo cierto es que se trata de un modelo abocado al fracaso, teniendo en cuenta el creciente número de dispositivos conectados y la necesidad de actuar con los datos en el momento preciso. Lo que, muchas veces, significa en tiempo real. Por tanto, es necesario manejar los datos a la misma velocidad con que sale de los diferentes sensores, pues tienen latencia y fecha de caducidad. Si la aplicación de análisis a los datos crea valor, entonces hay que actuar sobre ello cuanto antes pues, de hacerlo tarde, podrían perder su valor.
Se han dado grandes pasos en los últimos 27 en el campo de Internet. Ahora, con la informática cognitiva, el Machine Learning Machine Learning y la inteligencia artificial se abre un nuevo mundo de posibilidades para el Internet de las Cosas. Y el viaje apenas acaba de empezar.
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