La tecnología se ha convertido en los últimos años en un elemento diferenciador a tener en cuenta, ya no solo en la operativa del hotel sino también en el proceso de comercialización. Conscientes de ello, son muchos los establecimientos que han optado por transformar sus servicios en alojamientos 4.0.
Así, por ejemplo, ya es posible jugar en los mejores campos de golf a través de realidad virtual, gracias a un sistema de infrarrojos y más de 600 sensores que permiten que el giro, la velocidad y la trayectoria de la pelota sean prácticamente reales, nadar y bucear con acompañamiento musical, contar con la presencia de un robot mayordomo que lo mismo nos entrega los amenities que nos lleva la toalla a la piscina, y cuya propina es un tweet de esos que te posicionan, disfrutar de un espejo anti-vaho que también funciona como televisión, o ser retratado a la entrada de un hotel pasando a formar parte de una galería de arte digital.
Paralelamente, también muchos los establecimientos que, además, han decidido reconvertir sus instalaciones atendiendo no solo a cuestiones como la digitalización de los procesos, sino al concepto de sostenibilidad, siendo ya posible encontrar hoteles que se abastecen de energía proveniente únicamente del viento y el sol y revisten su fachada con vidrio deslizante para que la brisa del mar sea en un recurso más, convirtiendo a la ecoeficiencia en una de las principales características de su producto.
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